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Beijing + 30

La Conferencia Mundial de Beijing se dio veinte años después de la de México 75. Eran muchos los avances logrados en ese periodo en algunos países, pero en otros se presentaban retrocesos, especialmente respecto de las mujeres de oriente medio. De lo más importante, fue el avance de voces que en el 75 eran aisladas y que en el 95 fueron mucho más potentes. Me refiero a las voces de mujeres indígenas, mujeres con discapacidad y mujeres lesbianas. Las mujeres del mundo se dieron cita en Beijing del 4 al 15 de septiembre de 1995 y, tal como había sucedido en México 75, hubo un foro oficial y un foro paralelo porque a la par de las delegaciones gubernamentales, la sociedad civil tuvo su propio espacio para exponer sus inquietudes y tratar de incidir en la agenda oficial. 

Después de México 75, primera conferencia, vino la segunda en Copenhague en 1980, fundamentalmente para evaluar el Plan de Acción trazado desde México. Ahí se habló de prospectivas para el adelanto de la mujer y se cambió el Plan a Programa. La tercera fue en Nairobi en 1985 y ya se abordó como tema grave el de la violencia contra las mujeres que no había sido central en México 75. 

Antes de asistir a Beijing, en cada país hubo reuniones preparatorias que buscaban llevar temas fundamentales para incidir en la agenda global. En la cumbre ambiental de Río de Janeiro de 1992, había quedado claro que la incidencia de lo local en lo global, y viceversa, es clave para el avance en los resultados. Se estima que los participantes fueron diecisiete mil en las delegaciones oficiales, mientras que participaron treinta mil activistas en búsqueda de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. El discurso inaugural estuvo a cargo de Aung San Suu Kyi. Gertrude Mongella, de Tanzania, fue la Secretaría General de la Conferencia. 

Gobiernos y sociedad civil buscaron colocar la agenda a seguir para los siguientes años pensando que, con una ruta clara, resulta más sencillo obtener resultados palpables y medibles. La conferencia tuvo un nombre: Acción para la igualdad, el desarrollo y la paz. En ese mismo año, del 6 al 12 de marzo, había tenido lugar en Copenhague la Cumbre de Desarrollo Social que llevaba implícitos varios temas de preocupación para las mujeres, pero no estaba necesariamente en el centro el tema de la igualdad. 

¿Qué nos dejó la Conferencia de Beijing? Una declaración y plataforma de acción que establece objetivos estratégicos para promover la igualdad de género en doce áreas críticas para la igualdad: 

 

1.- La mujer y la pobreza: el combate a la pobreza fue un eje central. Cuando las mujeres son pobres, sus derechos no están protegidos y ellas se ven doblemente discriminadas a causa de su género y de su situación económica. Las mujeres pobres están asentadas en zonas rurales y también en áreas periféricas de las grandes ciudades.

 

2.- Educación y capacitación: Se habló de garantizar el acceso igualitario a la educación y la capacitación para mujeres y niñas. Aunque a nivel mundial ha habido grandes avances, sigue habiendo grandes brechas sobre todo en el ámbito rural. 

 

3.- Salud: se consideró relevante mejorar el acceso a servicios de salud de calidad y promover la salud sexual y reproductiva.

 

4.- Violencia contra las mujeres: Se habló de prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas. A partir de Beijing, dos terceras partes de los países del mundo instauraron leyes concretas para poner fin a la violencia doméstica. En el ámbito latinoamericano un año antes de Beijing se había suscrito la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en Belén do Pará, el primer tratado regional que busca proteger los derechos de las mujeres y garantizarles una vida libre de violencia en el ámbito público y privado.

 

5.- La mujer y los conflictos armados: Se puso el foco en la afectación e impacto de los conflictos armados en la vida de las mujeres y las niñas que presentan una situación particularmente vulnerable. De ahí nació desde Naciones Unidas el Programa Mujeres, Paz y Seguridad que busca implicar a todas las mujeres en todos los aspectos de las negociaciones, la consolidación de la paz y la reconstrucción para crear sociedades inclusivas.

 

 6.- La mujer en la economía: Aunque las mujeres contribuyen de manera muy significativa a las economías, la discriminación de género implica que, a menudo, las mujeres desempeñan trabajos inseguros y mal pagados y siguen siendo una minoría en puestos directivos de empresas. No tienen acceso al crédito, ni reciben capacitación suficiente para formar sus emprendimientos. El empoderamiento económico de las mujeres había quedado plasmado en el artículo 13 de la Convención CEDAW. 

 

7.- La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones: Se busca la participación en la toma de decisiones y promover la participación igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones políticas y económicas. Se habló de las mujeres infrarrepresentadas en puestos de poder, ya se trate de cargos de elección popular en la dirección de las empresas. Este es uno de los rubros donde más se ha avanzo desde Beijing para acá porque se pasó, en el mundo, de un sistema de cuotas a la paridad, con reformas constitucionales en diversos países. Un gran avance es la Recomendación General 40 que, desde el Comité de la CEDAW, se lanzó en octubre de 2024. 

8.- Mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer: Este rubro ya estaba contemplado en el artículo 3.º de la Convención CEDAW (1979), pero se reforzó en Beijing. En casi todos los países del mundo se han institucionalizando estos mecanismos con diferentes ritmos. 

 

9.- Los derechos humanos de las mujeres: La conferencia reafirmó que los derechos humanos de las mujeres son parte inalienable de los derechos humanos universales. Aunque ya había quedado claro desde la Declaración Universal, la eficacia de muchos de ellos no se ha logrado con la rapidez que sería deseable.

 

10.- La mujer y los medios de difusión: Se consideró que los medios de difusión desempeñan un papel significativo perpetuando y cuestionando las normas sociales que toleran la discriminación o la violencia contra las mujeres. Los medios de comunicación son un aliado fundamental. Fue hasta Beijing +20 que se estableció un Pacto de Medios de Comunicación para aumentar y definir el perfil de las mujeres en las noticias y aún ahora los estereotipos siguen reproduciéndose sin que cada Estado tenga medidas específicas para ello. Como novedad, treinta años después, está el desarrollo del ámbito digital donde también se replica la discriminación contra la mujer e incluso se genera violencia de distintos tipos.

 

11.- La mujer y el medio ambiente: Se empezaron a ver con enfoque de género las afectaciones diferenciadas por el cambio climático. Se vieron las relaciones de las mujeres con el agua, con los cultivos y con los desastres ambientales. Se reforzó el papel de las mujeres en la planificación y gestión ambiental. La CEDAW generó la Recomendación General 27 sobre la reducción del riesgo de desastres en el contexto del cambio climático. 

 

12.- Derechos de las niñas: Con un enfoque de edad, se habló específicamente de violaciones a los derechos humanos de las niñas y problemas que repercuten mayormente en ellas, como la mutilación genital que se da preponderantemente en ciertas regiones de África y Asia, o temas como el matrimonio infantil, el embarazo adolescente o el abuso sexual contra ellas. En 1990 se había emitido el Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, como corolario de la Convención sobre los Derechos del Niño. Esta Convención, sin embargo, tiene que leerse con perspectiva de género porque, aunque hay temas comunes que afectan a niñas y niños, los datos duros muestran las brechas de desigualdad respecto de ellas, en temas de educación, por ejemplo. 

Se han hecho cortes, cada cinco años, de cómo va el avance de la plataforma de acción de Beijing, y de ahí se tomaron varios de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas que promueven ONU Mujeres, el PNUD, UNFPA y otras agencias más. Particularmente el objetivo 5, relacionado con la igualdad de género. De Beijing para acá se maneja mucho más no sólo el enfoque de género sino el enfoque interseccional para que en todos los casos se vea cómo se potencia la vulnerabilidad cuando se trata de mujeres indígenas, mujeres migrantes, mujeres adultas mayores, mujeres con discapacidad, etcétera. 

En los próximos días se celebrará en la Ciudad de México la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe organizada por la CEPAL, ONU Mujeres y el Gobierno de México. Habrá cuatro foros: el feminista, el parlamentario, el académico y el de los gobiernos locales. Será una gran oportunidad para ver cómo va la región en distintos temas para la igualdad. Sobresale uno que hoy toma un lugar muy importante: la sociedad de cuidados. Esto es relevante porque durante muchos años estuvimos enfocadas en ver los espacios para la mujer en el ámbito público y no consideramos simultáneamente los cambios necesarios en el ámbito privado, porque en tanto no mejoren las condiciones para las mujeres derivadas de las llamadas dobles jornadas de trabajo, el avance seguirá siendo relativo. 

En la próxima Conferencia, se hablará de los principios orientadores para el diseño de políticas de cuidado desde una perspectiva de género, intercultural, interseccional y territorial. Otro punto relevante es que se hablará de aceleradores para generar sinergias entre el derecho al cuidado y el cuidado del planeta, porque también en treinta años los retos ambientales se multiplicaron. Paralelamente a los grandes temas que se discuten en los foros internacionales, es sin embargo preocupante el retroceso que se ve en algunos temas relacionados con la igualdad. Existe una agenda conservadora a nivel mundial que ha marcado retrocesos en distintos países. 

América latina no está exenta de ello. Por tal razón, aunque nos alegramos por todo lo avanzado, no deja de preocuparnos la tendencia que vuelve a poner en riesgo muchas de las conquistas históricas. Los movimientos feministas, que son la continuidad de los que estuvieron presentes en México 75 y en Beijing 95, seguirán haciendo lo propio, aunque pareciera una tarea siempre inacabada. Las jóvenes generaciones son clave para terminar de concretar muchos de los objetivos que lograrán, al final de cuentas, no sabemos cuándo, una sociedad más justa

 

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Leticia Bonifaz

 Investigadora del IIJ.

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