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Democracia vs. autoritarismo

Este 16 de noviembre en Chile hubo elecciones presidenciales y parlamentarias en las que podían votar, de acuerdo con el padrón del Servicio Electoral (Servel), 15 799 102 personas. Los y las ciudadanas debían elegir, entre ocho candidatos, a su nueva o nuevo presidente: 1) Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario; 2) José Antonio Kast, del Partido Republicano; 3) Evelyn Matthei, del conglomerado de derecha Chile, Vamos, integrado por tres partidos: Evolución Política, Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente; 4) Franco Parisi, del Partido de la Gente; 5) Jeannette Jara, del conglomerado de centro izquierda Unidad por Chile compuesto por doce partidos: Acción Humanista, Izquierda Cristiana, Partido Socialista, Partido Comunista, Frente Amplio, Partido por la Democracia, Partido Radical, una facción del Partido por la Democracia, Federación Regionalista Verde Social, Partido Liberal, Partido Igualdad y Partido Popular; y por los tres independientes: 6) Harold Mayne-Nicholls; 7) Marco Enríquez-Ominami y 8) Eduardo Artés, del Partido Comunista, pero de la facción Acción Proletaria. 

Los candidatos que pasaron a segunda vuelta fueron Jeannette Jara, con un 26.85 % de los votos, y José Antonio Kast, con un 23.92 %, ya que ninguno alcanzó la mayoría absoluta de los votos válidamente emitidos. Este escenario no es nuevo ni muy sorpresivo, ya que se veía reflejado en las encuestas. Sin embargo, se pensaba o se esperaba que Jara tuviera diez puntos de diferencia con su adversario político para estar mejor posicionada para el balotaje, pero no fue posible. Tampoco alcanzó el nicho del 30 % que es el voto duro con el que cuenta el presidente Gabriel Boric. 

Por otro lado, aunque todo indicaba que Kast iba al balotaje, los votos de la extrema derecha y la derecha iban fragmentados porque no quisieron realizar primarias dentro del sector, lo que hizo que los votos se dispersaran. De esto modo, Johannes Kaiser obtuvo 13.94 % de los votos, quedando en cuarto lugar, y Evelyn Matthei –la favorita de la derecha hasta enero– en quinto lugar con un 12.46 %. 


Con este panorama es que los y las chilenas tendrán que sopesar en segunda vuelta la candidatura de José Antonio Kast, que representa a la extrema derecha, el conservadurismo máximo religioso, y que tiene como referentes al presidente de Argentina, Javier Milei, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de quien quiere imitar su modelo de encarcelamiento, entre otros. Sus promesas de campaña se sostienen principalmente en tener “mano dura y firme” contra la delincuencia y la migración, además de retroceder en derechos alcanzados como el de las tres causales del aborto en Chile: riesgo para la vida de la mujer, inviabilidad fetal de carácter letal y en embarazos por casos de violación. Por lo mismo, rechaza de plano el aborto libre y la eutanasia, ya que se declara provida, aunque releva la figura de Augusto Pinochet y la dictadura cívico-militar de diecisiete años en el país. 


Tampoco está de acuerdo con las disidencias sexuales, con el matrimonio igualitario ni con la adopción homoparental, ya que salen de los cánones de lo que para él significa una familia tradicional –según sus valores y creencias fundamentalistas, aunque el Estado de Chile se separó de la iglesia católica en 1925 y es un país laico–. Por último, quiere instalar lo que ha llamado un “gobierno de urgencia” rebajando el gasto fiscal en $6000 millones en dieciocho meses –ya que, según Kast, “Chile se cae a pedazos”–, al recortar el 7 % del presupuesto, lo que afectaría directamente a los programas con ayuda a la ciudadanía más vulnerable de Chile. Esto, siempre bajo el alero de su slogan de la libertad para el país. 


Por otro lado, está Jeannette Jara, que, aunque represente a doce partidos políticos de izquierda y centro izquierda y es el antónimo de Kast, le pesa el fantasma de ser militante del Partido Comunista y es algo que sus adversarios políticos siempre relevan a la hora de discutir o cuestionar su candidatura. Chile presenta una gran animadversión respecto del Partido Comunista, a pesar de que nunca ha tenido un presidente de este partido político y mucho se piense que Salvador Allende lo era. 

Su slogan de campaña no es la “libertad”, sino “para todos los chilenos y chilenas en base a las ideas que la centroizquierda chilena levante”. Como fue exministra del Trabajo del presidente Boric tiene en su haber proyectos importantes como la rebaja de las cuarenta horas de la jornada laboral, la ley contra el acoso en el trabajo y la nueva reforma de pensiones, donde tuvo que negociar con la élite económica y logró llegar a un acuerdo para que la oposición, específicamente Chile Vamos, votara a favor. 

Como candidata propone un ingreso vital, es decir, un sueldo mínimo de $750 000 para garantizar que esté por sobre la línea de la pobreza, no como el de ahora. También apoyará a pequeñas y grandes empresas y no rebajará los impuestos a las grandes, como Kast desea. En lo valórico no quiere retroceder en ninguno de los derechos obtenidos, tanto para las mujeres como las disidencias sexuales, y aunque desea mano dura contra la delincuencia no está dispuesta a tener como ejemplo las cárceles de Bukele, ya que no respetan los derechos humanos. Para contrarrestar el narcotráfico propone levantar el secreto bancario para seguir la ruta del dinero, pero la oposición se niega rotundamente a esto. También desea regular la migración y potenciar las policías del país. 

De esta manera, las y los ciudadanos tienen dos propuestas totalmente opuestas para elegir a su próximo presidente o presidenta. Jara, que defiende un régimen democrático y los derechos civiles, o Kast, que defiende un régimen autoritario que pone su mirada de país por sobre lo que desea la ciudadanía.

 

Elecciones parlamentarias

 

Junto con las elecciones presidenciales de este domingo también hubo elecciones parlamentarias donde la ciudadanía tuvo que elegir diputados y senadores en los diferentes distritos del país. Los resultados no fueron los mejores para el presidente Gabriel Boric ni para el oficialismo, ya que la Cámara de Diputados tuvo un avance significativo de los partidos de derecha y del Partido Republicano que lidera José Antonio Kast. De esta manera, de los 155 cupos de la testera, la derecha y extrema derecha se quedaron con setenta y seis, y el oficialismo con sesenta y uno, lo que complica el escenario para negociar porque la correlación de fuerzas es muy desigual. 

De todas maneras, el Partido de la Gente, del excandidato Franco Parisi –quien sacó el tercer lugar de las preferencias como presidente para Chile–, consiguió catorce escaños, por lo que sus votos serán determinantes a la hora de las votaciones de las políticas públicas, tanto para Jara como para Kast. Por otro lado, el Senado quedó compuesto casi con un empate técnico, obteniendo veinticinco cupos la oposición y el oficialismo. 

  

Segunda vuelta

 

La segunda vuelta o balotaje será el próximo 14 de diciembre. Los y las ciudadanas tendrán que elegir entre José Antonio Kast –a quienes muchos ya dan por presidente, ya que al sumar los porcentajes del excandidato de extrema derecha Johannes Kaiser, más los de la candidata de derecha Evelyn Matthei, tendrían la elección casi ganada– y Jeannette Jara, quien debe salir a buscar los votos de los candidatos independientes Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés –del partido Comunista, pero de la facción Acción Proletaria, aunque este último se ve muy difícil y sus porcentajes son bajísimos y no le alcanza para ser presidenta–. Por lo tanto: ¿dónde tiene que ir a buscar los votos?

Factor Franco Parisi

 

El tercer lugar, para sorpresa de todo el mundo y de las encuestas –que muchas veces ni lo registraban como un candidato competitivo–, lo obtuvo Franco Parisi con un 19.71 % de los votos. Con un discurso menos ideologizado e identificándose como un outsider de la política, siempre decía que no era ni “facho ni comunacho”, sino alguien que representaba a la gente y que quería resolver sus problemas de forma prioritaria, alejándose del contexto en el que se encuentran enmarcados Jara y Kast. Este discurso permeó bastante en los cinco millones de personas que votaron de manera obligatoria por primera vez y que en su mayoría son jóvenes, eso sí, más hombres que mujeres y que provienen de un estrato económico de clase media-baja o baja, de acuerdo con un estudio de la Universidad del Desarrollo. Además, tampoco creen ni tienen mucha confianza en las instituciones políticas y son muy impredecibles, por lo que su voto es volátil y más líquido. 


Entonces los votos que necesitan Jara y Kast –este último mucho menos, por cierto– están en los electores de Parisi, que como se describió, son bastantes difíciles de atrapar y leer en una segunda vuelta, ya que nadie podría asegurar que esos votos se irán a la extrema derecha –como muchos han afirmado–, ya que al ser más jóvenes no tienen la lógica y el fantasma del Partido Comunista ni tampoco se identifican con las ideologías de derecha e izquierda, sino con quien les pueda resolver con urgencia los problemas que tienen la agenda del país tomada: delincuencia y migración. 

La mayoría es más práctica y pragmática, por lo que muchos votos se irán a la extrema derecha porque ven que este sector tiene más “mano dura” que el de centro izquierda, que es el que gobierna ahora, pero lo cierto es que deberán elegir entre un régimen democrático, en el que nacieron, o un régimen autoritario que los hará perder derechos que dan por sentados porque siempre los han tenido.

 


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Daniela Campos Letelier

Académica de la Universidad Andrés Bello, periodista, magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile y miembro de la Red de politólogas.

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